Los sedales de pesca existen desde hace muchísimos años, pero los primitivos se hacían con liana, crines de caballo trenzadas o fibras de lino. Hoy en día sin embargo, los pescadores usan fibras sintéticas, estas crean un hilo de pescar muy fino pero muy fuerte, con mayor resistencia a la tracción que el acero.
Este hilo puede ser fino y ligero, pero no por eso es frágil, esta hecho de un material muy fuerte. Este es llamado polietileno de peso molecular ultra elevado, este nombre tan enrevesado es el de la misma sustancia usada en las botellas de leche, las tuberías del agua y en chalecos antibalas entre otros.
Hilo de pescar
Para hacer estos hilos de pesca se entrelazan numerosas microfibras para formar un hilo prieto. Las fibras se enhebran en agujas, las cuales se pasan después por unos soportes con muelle. Estos mantienen las fibras con una tensión uniforme mientras pasan de grandes carretes a bobinas más pequeñas.
Las bobinas están especialmente diseñadas para encajar en las máquinas trenzadoras. Estas máquinas se llaman trenzadoras de cabos, y en ellas las bobinas giran como bailarinas. Al girar tejen las fibras y forman una trenza prieta, es increíble, hay 4.500 máquinas trenzadoras funcionando a la vez en el caso de esta fábrica.
Aunque giran rápido, producir una trenza prieta es una labor lenta. Lleva de 6 a 10 días trenzar un segmento de 2.300 metros de hilo de pesca, por eso tienen tantas máquinas funcionando al mismo tiempo.
Unos grandes carretes situados encima giran lentamente para envolver el hilo trenzado de polietileno. Mientras, llenan unos tanques de metal con agua caliente y le añaden un tinte amarillo. Existen diferentes formas de teñir los hilos de pescar y darles color.

Una bomba en el fondo de los tanques agita el agua para distribuir bien el tinte. El líquido se remueve a conciencia y se comprueba la uniformidad de la mezcla. El tinte se calienta y se presuriza en un tanque lleno de hilo de pescar, que penetra en cada fibra, así que el hilo tendrá un color uniforme.
Otros hilos de pesca pasan por un proceso distinto para darles el color. Van pasando por ojales de metal hasta una bandeja de resina de silicona amarilla. Esta resina tiñe el hilo y también lo protege contra la abrasión, así será menos propenso a romperse al arrastrarlo por superficies ásperas como por ejemplo la piedra.
El hilo de pesca pasa luego por un horno para secar la resina, tras secarse pasa por una serie de rodillos tensores y por un ojal abrasivo que retira los contaminantes externos.
Por último se envuelve en un carrete y al final se somete a pruebas. Para ello el sedal se sujeta bien en un aparato y se tira de ambos extremos hasta que se rompe. Una máquina mide el punto de ruptura del hilo, en este caso aguanta hasta que el medidor alcanza los 53,3 kilos de presión y luego se rompe, pero ese punto sobrepasa los requisitos.

Después de que la muestra supera la prueba, se pasa a envolver. Un dispositivo automático lo traslada a carretes más pequeños para su venta, envuelven unos 137 metros de hilo en cada carrete antes de eliminar el sobrante.
Para finalizar el proceso se pega una etiqueta en el carrete y el producto terminado se empaqueta en una caja de cartón. Tardan casi 17 días en trenzar, teñir y procesar un carrete de hilo de pescar sintético. El resultado final es un sedal de pesca fino pero muy resistente.
Así es como se hace este hilo de pesca, ahora ya solo necesitas una buena caña de pescar, algunos gusanos de cebo y un tranquilo, bonito y relajante lugar en la naturaleza para pasar un grandioso día de pesca.