Vamos a arrojar algo de luz en vuestras vidas observando bien como hacen las lámparas de araña de cristal, es una de las maneras más lujosas de decorar el hogar. Las lámparas de araña cuestan lo suyo, pero ¿por qué son tan caras y como se fabrican? Vamos a darle al interruptor para averiguarlo.

Es innegable que estas lámparas llaman la atención, esta belleza (imagen) mide más de un metro de largo y de ancho. Tiene 24 brazos colgantes ornamentales de cristal rojo y transparente y tulipas con recubrimientos dorados sobre cada bombilla.
Lámparas de araña
Para hacer el cristal, en un horno se funde arena de sílice con plomo, potasio y varios ingredientes más. Todo esto hace que el cristal sea más pesado y brillante que el vidrio.
Para hacer los brazos, un soplador coloca cristal fundido en el extremo de su caña. Después con una serie de bloques y moldes le da forma al cristal soplando. Tras hacer un canal en el centro para poder introducir los cables, el soplador y el maestro retuercen el cristal para crear un brazo cuyo diseño imita la forma de una cuerda.

Esta maniobra requiere una habilidad tremenda. Tienen que estirar el cristal para lograr el diámetro correcto, a continuación, lo colocan en un molde para el brazo, recortan el cristal sobrante y le aplican aire frío para que se solidifique.
Otro artesano inspecciona el brazo comprobando la forma, las medidas y el canal, aún intacto, por el que irán los cables. Ahora unos artesanos usan otra técnica de moldeado del cristal para hacer la forma del bulbo de la parte inferior de la lámpara de araña.
Después de poner cristal fundido en un molde, lo colocan en una prensa. Cada pieza se coloca en un horno para enfriarla. Al reducir la temperatura gradualmente, la tensión del cristal va bajando poco a poco, lo que evita que se rompa.

Justo al salir del horno el cristal está a 1250 grados, pero se enfría rápido y deja de ser maleable por debajo de los 650 grados. Trabajándolo, los artesanos deben recalentarlo constantemente en un horno más pequeño.
Al moldear el cristal pueden aparecer rugosidades, que se eliminan minuciosamente aplicando calor con un soplete. Unos soportes sostienen las tulipas en los brazos. Esta empresa elabora su cristal rojo añadiendo polvo de oro de 24 quilates a los materiales en bruto en el horno.
El color aparece cuando la pieza moldeada se recalienta a 540 grados. Otro soplador hace las tulipas, primero hace una forma inicial en el extremo de la caña, después con una especie de pinzas, estrecha uno de los extremos para formar un cuello.
En este punto el cristal se ha enfriado, así que tiene que recalentarlo antes de seguir. Mete el cristal en un molde accionado por un pedal instalado en el suelo. Después gira la caña y sopla a través de ella para expandir el cristal y darle la forma del molde.
Una vez que la tulipa se ha enfriado se le aplica los laboriosos diseños hechos con oro de 24 quilates, con un pincel también le ponen una cobertura de polvo de oro. Se calienta en un horno para unir el oro al cristal y después el oro se pule con una piedra de ágata.
Cada una de las piezas de cristal de la lámpara de araña está hecha artesanalmente y todo se ensambla a mano. Sólo antes del montaje algunas piezas necesitan una preparación previa.
Los brazos tienen una toma de corriente en un extremo, un cable la une con un conector en el otro extremo. Los 24 brazos se encajan en una bandeja circular. Los conectores se enchufan a los cables principales que descienden por el tubo central de las lámparas de araña.
La ornamentación de la parte inferior lo esconde todo. Los portalámparas que sujetan las bombillas quedan ocultos bajo unas fundas de metal que están pintadas de blanco para que parezcan velas. Las tulipas con ornamentos dorados se colocan sobre dichas velas y se ajustan en los soportes.
Esta asombrosa lámpara de araña emite una luz brillante y preciosa. No hay que tomárselo a la ligera, porque con sus 73 kilos de peso, más vale asegurarse de que está bien anclada al techo. Yo de vosotros no me columpiaría mucho en ella.