Estos muros de cemento prefabricados ahorran mucho tiempo y dinero en las obras, se hacen con aislamiento integral, y así, lo único que hace falta es una grúa capaz de elevar materiales muy pesados.
El proceso de producción implica que la calidad de los materiales puede ser controlada con precisión y los moldes se pueden usar una y otra vez. Los muros de cemento premoldeados están diseñados para mantener lo de fuera, fuera, pero estos paneles estructurales se fabrican dentro, en el entorno controlado de una fábrica.
Muros de cemento prefabricados
De esta manera no se necesita esperar a que salga el sol para hacer el moldeado y el fraguado inicial. La producción empieza con una mezcla de roca molida y arena, esta masa tiene como base la piedra caliza, pero la mezcla mineral se puede variar en función de la fuerza y el acabado deseados.
Una cinta transportadora lleva la masa a una enorme mezcladora controlada por ordenador, se le inyectan cemento, agua y aditivos, estos mejorarán la fluidez del cemento, acelerarán el fraguado y le darán un tono de color marrón.
Los brazos baten los ingredientes hasta obtener una mezcla espesa y arenosa, para probar el cemento se vierte un poco en recipientes cilíndricos, y tras un día de fraguado se aplastan con un cilindro hidráulico. La cantidad de fuerza que soporta es la medida de su fortaleza e indica si la producción del día anterior se ajusta a las especificaciones.
Para moldear el muro de cemento, se hace una impresión utilizando enormes letras de espuma, estas se colocan en el centro del molde y se aplica silicona para pegarlas. Un agente antiadherente se pulveriza sobre el molde y las letras, y se distribuye uniformemente con un enjugador.
Unos cables de acero de gran resistencia se estiran de lado a lado, un aparato hidráulico tensa cada cable a una tensión especifica. Usando otra herramienta hidráulica se dobla una barra de acero hasta darle forma de lazo, los lazos se unen para crear forjados largos, un forjado se coloca en la parte superior del molde y otro en la inferior.
Una malla de alambre soldado se inserta a continuación, está cortada para que encaje a lo largo y a lo ancho. Hecho esto, el forjado de acero esta acabado y ya es hora de verter el cemento.
Un camión lo suelta directamente en el molde enrejado, el cemento va fluyendo por el forjado de acero, y a medida que va fraguando, el acero se queda incrustado. Gracias a esto, el muro seguirá siendo fuerte cuando el cemento se expanda y se contraiga con los cambios de tiempo.
Ahora lo rastrillan para extenderlo uniformemente, y luego se alisa y se nivela. La primera capa del panel del muro es esencialmente una de las caras de un sándwich, esa será la parte exterior del muro. En el centro del sándwich se encuentra un aislamiento de espuma rígida, salpicada de protuberancias para fijarlas al cemento.
Más cemento reforzado con acero completa el sándwich, la capa final será la que dará hacia el interior del edificio. Si este muro se usara en un fábrica de productos lácteos, habría que tener especial cuidado en eliminar huecos y hendiduras en los que se podría colar la comida.
La superficie interior tiene que estar perfectamente lisa, tras doce horas, el muro se ha solidificado como para poder trasportarlo. Se saca fuera y se aplica un chorro de arena a presión sobre una pequeña parte de la cara exterior, con esto se quita el cemento de la superficie y se deja expuesta la masa, creando una franja decorativa al lado de las letras labradas.
Tras un fraguado de tres días, el muro de cemento prefabricado ya está listo para ir a la obra, colgado de una grúa, se coloca sobre unos asideros. El diseño se alinea con el del panel siguiente, y cuando encajan perfectamente, se atornillan.
El cemento seguirá fraguando con el paso del tiempo, lo que permitirá a estos muros prefabricados mantenerse fuertes durante los próximos años.
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