Si tienes un amigo de cuatro patas estarás acostumbrado a desenredar a un minino enmarañado o a un perro despeinado. Los peines para mascotas están diseñados para trabajar sobre una mata espesa y extraer el pelo muerto desde la raíz.
A las mascotas les gusta porque no tienen un pelo de tontos, y un buen peine evita enredos en el pelaje. Se cree que las mascotas de la nobleza británica y francesa fueron las primeras en ser cepilladas hace siglos, hoy en día muchas mascotas viven a cuerpo de rey, y un buen cepillado es parte del protocolo.
Peines para mascotas
En el caso de esta fábrica los peines para mascotas empiezan en la forma de haces de largas barras de latón. Una sierra guiada por ordenador las parte en piezas más cortas produciendo chapas planas de unos 15,25 centímetros.
Cada una de estas chapas se convertirá en el cuerpo de un peine para mascota. Seis de ellas se insertan en un torno de banco, las chapas se alinean y se fijan en su sitio.
Un taladro controlado por ordenador hace pequeños agujeros en los extremos, esto es el pretaladrado. Luego el taladro vuelve a cada uno y completa el trabajo, haciendo agujeros muy precisos para remachar el cuerpo del peine a un mango.
A continuación entra en acción otro taladro informatizado, vuelan las limaduras a medida que el taladro penetra en la chapa, creando pequeños agujeros para las púas. La distancia entre los agujeros varía según sea el tipo de peine que se haga, los peines para mascotas de púas más juntas se usan para pelajes más finos.
Tres cuerpos de peine se insertan en un dispositivo, y ya están preparados para las púas. Un puñado de ellas se van insertando en los agujeros una a una. Estas púas de acero no están afiladas, tienen la punta roma para evitar dañar al animal durante el cepillado. Luego se golpean suavemente con un martillo para meterlas todavía más en los agujeros.

Cualquier limadura que haya podido quedar se retira con un cepillo. Después se colocan los peines en un desimantador, esto elimina cualquier campo magnético que pueda haber en las púas y que podría interferir en el acabado cromado que se les dará a los peines para mascotas.
A continuación, un martillo neumático de 32 toneladas de fuerza, introduce aún más las púas en los agujeros y las coloca en su posición final. En otra máquina, un aparato va empujando un material de aluminio extruido hacia una sierra que lo corta en piezas más pequeñas, estas piezas de aluminio extruido serán los mangos de los cepillos para mascotas.
Su forma contorneada está diseñada para un mejor agarre, sus surcos interiores encajarán con el cuerpo del peine. Uno de los mangos se coloca en un tornillo de banco que lo mantiene en su sitio mientras hacen agujeros de remache en ambos extremos.

El tornillo de banco también ayuda a localizar con precisión esos agujeros a través de unos canales, los bujes. Al taladrar a través de los bujes, los agujeros de remache quedan justo en su sitio. Mientras tanto, al peine montado se le ha dado un baño de níquel y un acabado cromado, ahora ya está listo para unirse al mango.
Los agujeros del peine se alinean con los del mango y se colocan en una remachadora, esta herramienta presiona los remaches contra el mango en ambos lados para sujetar el peine. Se aplica pegamento en los extremos abiertos del mango y se insertan casquetes de plástico.
Se le dan unos golpes de martillo a los casquetes para fijarlos, el pegamento seca rápidamente, creando un sellado resistente y permanente. Este peine para mascotas ya está acabado, solo han tardado una media hora en producirlo, pero debería durar por muchos años.